Llega el momento de hacer la compra semanal, llegamos a nuestra tienda habitual y nos encontramos con el primer dilema, ¿compro la marca de la tienda o la marca de siempre? La respuesta está clara, si estamos plenamente satisfechos con el producto que nos ofrece directamente un fabricante, sin duda vamos a coger ese producto, pero si por el contrario, no nos consideramos fieles a una determinada marca, o nos resulta demasiado caro, sin duda probaremos otras marcas.
En ese campo de prueba es donde se encuentran las llamadas “marcas blancas”, aunque lo correcto sería llamarlas “marcas de distribuidor”. Estos productos, que al ser más baratos podemos considerar que son de inferior calidad, cubren nuestras expectativas e incluso, en algunos casos, se han convertido en productos a los que les ofrecemos nuestra fidelidad en el carro de la compra.
La confianza y credibilidad, que nos aportan los distribuidores de esos productos, son las bases por las que los consumidores decidimos probarlos y comprarlos. La legislación española obliga a codificar adecuada y correctamente todos los productos. En esta codificación tiene que aparecer no sólo el contenido, sino también la empresa que fabrica o envasa el producto. Si no encontramos el nombre de la empresa que elabora el producto, encontraremos en su defecto un código de registro sanitario (R.S.I.); para conocer la procedencia, tan sólo tenemos que ingresar ese código en el buscador de registros que pone a nuestra disposición la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
En la actualidad, los productos de marca de distribuidor del sector de la alimentación ocupan una cuota de mercado del 41,7%, habiendo aumentado este porcentaje durante el pasado año en todos los productos excepto en los vinos no espumosos (tranquilos) y en los zumos. En productos de droguería y limpieza la cuota llega al 52,2%, mientras que en perfumería e higiene se queda en el 34,2%, según el informe Scan Trends de la consultora Nielsen.
Este incremento en el consumo de las marcas de distribuidor ha incidido directamente en una mayor inversión en investigación y desarrollo de los fabricantes, interesados en seguir ofreciendo unos productos de calidad con un mayor ahorro para los consumidores.
Las “marcas blancas” en alimentación son características de cada tienda, supermercado o hipermercado. Las que se venden en unas no se venden en otras, teniendo que confiar los fabricantes en la distribución que se haga de sus productos, ya que suele conllevar ligado un contrato de exclusividad. En el mercado encontramos también fabricantes de productos tecnológicos, repuestos e incluso vehículos, que tienen una segunda o una tercera marca, que ofrece una calidad similar y más barata, pero que busca adentrarse en un segmento del mercado en el que no han podido establecerse.
Por la red podemos encontrar varios sitios Web interesantes en los que, agrupados por distribuidores/empresas comerciales, nos detallan producto por producto quién es el fabricante. Con este listado, que se crea gracias a las aportaciones de los internautas, podemos saber quién es el fabricante de los productos que consumimos. Mis recomendaciones son Marcas blancas y El blog de las marcas blancas.
Gracias por el artículo. A raíz de ello, aporto mi granito de arena. Podéis echarle un vistazo a http://www.komparing.com
ResponderEliminaruna web donde encontrar los productos más económicos dependiendo del súper a elegir.
Gracias por la aportación anónimo.
ResponderEliminarInteresante aportación, le echaremos un ojo. Gracias
ResponderEliminarAquí os dejo un nuevo comparador de productos por establecimiento.
ResponderEliminarhttp://www.carritus.com/?utm_source=facebook_Comparador&utm_medium=cpc&utm_campaign=comparador