Se me cansan los oídos de escuchar a unos y a otros que queremos la igualdad. Yo me siento muy orgullosa de ser mujer y no por eso quiero ser igual que un hombre. Lo que sí quiero es que tengamos las mismas oportunidades, los mismos derechos, las mismas obligaciones y un sinfín de cosas. Pero si partimos de la base de que esa ‘igualdad’ que se está buscando, y los medios que se están empleando, se basan en principios y hechos que nos hacen diferentes, nunca alcanzaremos esa ansiada igualdad. Es evidente que hay cosas en las que, por mucho que queramos todos, nunca vamos a ser iguales, pero hay otras muchas en las que sí que podemos, sólo hace falta un poco de voluntad.
¿Qué igualdad es la que queremos? Nosotras tenemos un día internacional, ahora Día de la Mujer, antes Día de la Mujer Trabajadora, ¿acaso los hombres también tienen un día de celebración como nosotras?
En la actualidad, el lugar que ocupan los movimientos feministas dista mucho de lo que queremos las mujeres. Estos movimientos son en su mayoría contrarios a la definición misma de feminismo “doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres”. Si esa defensa que desde algunos lugares se hace no cambia y sigue buscando la primacía de la mujer sobre el hombre, seguirá como hasta ahora perjudicándonos.
Los gobiernos de las naciones, que se consideran defensores de estos derechos, son los primeros que no hacen nada por conseguir esa igualdad, y voy a citar un par de ejemplos.
El primero sería el tema de las pensiones de viudedad. Inicialmente se muestran nuestros gobernantes preocupados por nosotras, pero en los hechos, el trabajo que se realiza en los hogares y con los hijos no está reconocido por ninguno de ellos. No estoy pidiendo un sueldo para todos aquellos, hombres y mujeres, que realizamos estas “labores domésticas” en nuestras casas mientras nuestra pareja trabaja fuera de ella. Lo que estoy pidiendo es que las pensiones sean iguales, esté o no viva la persona que traía dinero a casa. Que se reconozca por ley que la unidad familiar es la unidad familiar, en lo bueno y en lo malo. No hay nada más triste que ver cómo malviven nuestros mayores y no mayores cuando se quedan viudos, cuando no sólo pierden a su cónyuge, sino que también pierden sus ingresos y pasan a percibir una pensión de viudedad que, señores míos, es una cutrez.
El segundo ejemplo es el de la ‘violencia de género’. Tenemos una ley, la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, discriminatoria por ley, aparte de anticonstitucional, ya que discrimina por cuestión de sexo; el artículo 14 de la Carta Magna establece que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquiera otra condición o circunstancia personal o social”. Teniendo claro este derecho constitucional, nos encontramos con una Ley en la que las agresiones de hombres a mujeres se consideran delitos, no así las de mujeres a hombres que serían faltas y las de mujeres a mujeres, y hombres a hombres, que ni siquiera se contemplan. Si a esta Ley unimos la creación de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, nos convertimos en el único país que tiene tribunales específicos para un solo sexo, el otro, que se vaya a los juzgados de instrucción, que estos son sólo para mujeres. ¿Y esto es luchar por la igualdad? Pues si es así, prefiero que no se luche.
Cuando digo que no quiero que se me discrimine, es que no quiero que se me discrimine ni positiva ni negativamente. Existen otras dos cuestiones, que cansan, aburren, y que considero sirven única y exclusivamente para que nos sintamos inferiores. Una de ellas es la que trata la paridad como fin último, lo importante es que el candidato sea el que mejor se ajuste a lo que se busca. Sea para lo que fuere elegido, debe ser por su preparación, por su valía, no porque sea de uno u otro sexo.
La otra cuestión me incita a pensar en algunos momentos, que las mujeres, algunas mujeres están ancladas en un estado continuo de gilipollez (RAE: dicho o hecho propios de un gilipollas). La obcecación que sienten estas mujeres por marcar las diferencias entre lo femenino y lo masculino, trasladando estas diferencias sexuales a las semánticas de nuestro lenguaje, que no tienen tales atributos, no hacen sino abrir más la brecha que existe entre nosotros. Luchar contra el sexismo en el uso de la lengua no consiste en destrozarla en nombre de la igualdad y la justicia, ignorando las reglas más elementales que rigen nuestra lengua. Jóvenes y jóvenas, miembros y miembras, periodistas y periodistos, policías y policíos, ahora las palabras también tienen cromosomas, como reflejan en innumerables manuales.
Ésta es en resumidas cuentas la realidad que nos está tocando vivir, espero que no sea contagioso, y que si realmente queremos igualdad, luchemos por lo que realmente importa y hagamos las cosas sin discriminar a nadie y sin decir paridas.
AL FIN... ALGUIEN QUE PIENSA Y DICE LO MISMO QUE YO...YA ESTABA EMPEZANDO A PENSAR QUE ERA UN BICHO RARO, POR NO ESTAR DE ACUERDO CON LA "IGUALDAD" QUE PROCLAMAN LAS FEMINISTAS...YO NO QUIERO SER IGUAL QUE UN HOMBRE....¡¡¡¡QUIERO SER UNA MUJER...CON LOS MISMOS DERECHOS QUE UN HOMBRE...Y CON TODOS LOS PRIVILEGIOS QUE ME OTORGA MI CONDICIÓN FEMENINA...!!!!!
ResponderEliminarLUCHEMOS POR LO QUE DE VERDAD ES IMPORTANTE...Y DEJEMOS LAS CHORRADAS A UN LADO, QUE NO HACEN MAS QUE DENIGRARNOS COMO "PERSONAS"....
MANUELA SERRANO
(PUBLICO COMO ANÓNIMO XK EL SISTEMA NO ME DEJA HACERLO DE OTRA MANERA)
Manuela dime cuales son los privilegios que no se me ocurre ninguno (ya ni nos abren la puerta para pasar)(esto es broma).
ResponderEliminarA parte de esto estoy totalmente de acuerdo con mi compañera/compañero Marisa, quiero igualdad de salario/salaria al mismo trabajo/trabaja. lo ultimo que he leído sobre el tema es que la madre de Boadil ya no le dice a su hijo eso de 'llora como mujer lo que no supiste defender como hombre' creo que ahora la madre le dice algo así como 'no llores que tampoco has perdido tanto' (como si perder Granada no fuera nada)(Arturo Perez Reverte dixit sobre la enseñanza).
Tu anónima favorita que ya te echaba de menos
Gracias Divina, al final de manera semi anónima, cosas del sistema.
ResponderEliminarAnónima favorita, aunque yo no lo he vivido, dicen que el mayor privilegio que tiene una mujer es el de traer vida a este mundo.
ResponderEliminarPor si tienes dudas, soy compañera que no compañero, y también quiero igualdad de salario al mismo trabajo, que no salaria al trabaja. Besotes.
Por qué será que las mujeres, pese al tópico de que no tenemos mayor enemigo que otra mujer (debe ser porque el cerebro de los hombres no llega ni para ser buen enemigo), casi siempre estamos de acuerdo en las cosas lógicas de la vida, tales como que no nos consideramos especie a extinguir, ni necesitadas de una sobreprotección para poder ir por la vida, sabemos ir solas, siempre que no se nos pongan palos en las ruedas.
ResponderEliminarPor eso, como persona entre personas no necesito un dia especial, que en cuanto El Corte Inglés se entere va a rebajar el precio de las fregonas y de los trapos del polvo, para que nos puedan hacer regalos adecuados a nuestra capacidad y costumbres el día 8 de Marzo.
Soy mujer y soy trabajadora y no quiero ningún día especialmente dedicado a recordarme las putadas que se nos hacen todos los dias del año en función de esos dos atributos (y no me refiero a las tetas).
Soy mujer y soy trabajadora, y no necesito un dia especial en el que me recuerden la de putadas que hay que aguantar el resto de dias del año a causa de estos dos atributos (y no me refiero a las tetas).
ResponderEliminarEl Corte Inglés debe estar preparando unas remesas especiales de fregonas y trapos del polvo de Dior para que se nos pueda cumplimentar en tan celebrado día, según nuestros usos y costumbres.