Después de mucho pensar, finalmente voy a escribir sobre estas últimas elecciones municipales y autonómicas celebradas en España.
No voy a tratar lo que todo el mundo habla de que si la marea azul, que si la gaviota, que si el PSOE se ha dado un batacazo, que si la rosa se ha secado, que si el PP ha ganado en 147 municipios de los 179 que tiene la Comunidad de Madrid.
Tampoco voy a hablar del ex cinturón rojo madrileño, ni del “tonto de los cojones”, ni de si el tribunal Constitucional desacreditó el dictamen del Tribunal Supremo y ahora anda Gabilondo dando palmas con las orejas por los resultados.
Ni de si se ha vulnerado nuevamente la jornada de reflexión, ni de si el ministro del Interior ha realizado o no su trabajo. Y tampoco de si hubo menos abstención y más voto nulo, ni de si en algunas localidades ni siquiera los propios candidatos se han votado a sí mismos, ni de si ha habido alguna localidad en la que sus siete concejalías quedarán ocupadas por los votos en blanco.
Ni de si algún interventor socialista andaluz presuntamente intentó robar a unos policías una agenda electrónica, ni de si algún candidato cordobés se queda sin celebración porque los asistentes se llevaron la comida, ni de si la policía judicial intervino un ayuntamiento onubense por la destrucción aparentemente de documentos municipales.
Ni de si España contará con una nueva presidenta regional en Castilla-La Mancha, ni de si más de cuarenta mil personas se irán al paro, ni de si a siete minutos de abrirse los colegios se cerró uno de ellos al votar todos los censados, ni de si algún presidente de mesa electoral llegó borracho al colegio.
Y por supuesto, menos aún voy a hablar del ‘cambio bolsa de comida por voto’ o toma el voto que yo te lo doy, ni de si desaparecen papeletas o censados, ni de si algún vocal se equivoca de colegio o si se tumba a dormir cuando llega la hora del recuento.
Y menos aún voy a hablar de si Zapatero debería plantearse el adelanto electoral, o si López ha pedido un congreso urgente, o de si habrá primarias, moción de censura, cuestión de confianza o no.
Hoy he decidido no hablar de nada de esto y ciertamente, como el exceso de información me abruma (en cualquiera de sus tres primeras acepciones), os pido disculpas. Hoy no voy a escribir sobre las elecciones.
1 comentario:
Pues para no hablar... No se te ha escapado ni una!!! Como siempre... Brillante!
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